No por recibir más juguetes, el niño va a ser más feliz.
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DICIEMBRE: Regalar en exceso no es un juego

En España nos pasamos con los regalos que hacemos a los niños en Navidad. Según las estadísticas más del 80% de los peques españoles reciben por lo menos seis regalos en estas fechas. Una cantidad que los expertos ven desproporcionada y poco educativa. En esta época somos más permisivos y regalamos más juguetes a los niños de lo que se debería. Factores como el ambiente navideño, la continua publicidad o tratar de compensar el poco tiempo que pasamos con ellos, contribuyen a ello. No debemos olvidar que el 70% de todas las ventas anuales de juguetes corresponden a esta época. Los juguetes son un instrumento eficaz para el desarrollo del niño, para su diversión, su aprendizaje…, por eso, es bueno regalarles juguetes, pero sería preferible que no fuera de forma excesiva.

No es que sea el tres un número mágico, una panacea educativa sobre el regalo, pero sí se trata de moverse juiciosamente en torno a él. Durante este puente de la Constitución y en los próximos días, las familias acuden a comercios y grandes almacenes para contactar con los proveedores de juguetes de los Reyes Magos y Papá Noel, quienes harán las entregas en las fechas correspondientes. Es pues el momento de plantearse qué regalos y sobre todo cuántos es conveniente que reciban los niños en Navidad.

Errores más comunes entre los padres

Desde el mes de septiembre, la televisión y otros medios de comunicación se encargan de conquistar el deseo de los niños a través de anuncios, cuyo principal mensaje es “no te quedes fuera, tienes que tenerlo, debes conseguirlo”. A fuerza de tanta repetición, tanto los padres como los niños terminan por percibir todo lo que nos presentan como necesario, y como cada vez se tiene menos hijos y el nivel adquisitivo es mayor, cedemos pensando en su bienestar. Por eso es importante restringir el consumo de televisión ya que la publicidad consigue su objetivo.

Además, a la mayoría de los padres y madres les compense regalar en exceso a sus hijos por ver sus caras de ilusión y felicidad, pero eso es negativo para una buena educación. Es verdad, que en el mercado, la oferta de juguetes es tan grande y variada que es muy difícil decidirse por el más adecuado. Pero sin duda es fundamental tener en cuenta la expresión popular ‘más vale poco y bien elegido, que mucho y revuelto’. Es tan malo que no reciban nada como que lo reciban todo. Así no podrán asimilar ni entender las normas ni los límites y tendrán una baja tolerancia a la frustración.

En la actualidad, los regalos son cada vez más grandes, más caros y más numerosos esperando compensar así el poco tiempo que la vida diaria nos permite dedicarles. Una práctica que, a la larga, puede convertirse en una pesada carga para estos niños que no conocen la frustración. El sobrecargar de regalos a los niños es una forma de “lavar nuestra conciencia”: no estamos presentes, así que nos cuesta decirles no y les damos todo lo que nos piden, aunque eso suponga gastar más de la cuenta.

Efectos negativos de recibir excesivos regalos

Se trata, en definitiva, de acotar el número. No pasa nada si los regalos acaban siendo cinco, o incluso alguno más; lo importante es que niños, padres, abuelos y demás familia apliquen la cordura y busquen el lado educativo de una tradición que los críos adoran.

– No por recibir más juguetes, el niño va a ser más feliz.
– El niño suele tener más de los que puede disfrutar por lo que no puede atenderlos a todos, le creamos una cierta dispersión y es imposible que juegue con todo.
– El exceso anula la fantasía y la imaginación e incluso puede generar aburrimiento.
– Su capacidad de disfrutar se bloquea y, en ocasiones, sólo es capaz de valorar el número de juguetes y no las cualidades que puedan tener los mismos.
– Si se convierte en algo normal, se pierde la emoción.
– Los niños han de tomar conciencia de que no se puede tener todo, y de que las cosas cuestan y merecen un esfuerzo.
– Cuando uno dispone de mucho, se corre el peligro de que las cosas dejen de ser valiosas.
– Al darles todo lo que piden, se vuelven inmaduros, insaciables e insatisfechos vitales.
– A la larga, se convertirán en adultos insatisfechos, para los que nunca nada será suficiente y tendrán baja tolerancia a la frustración.
– La ausencia de un regalo determinado no les crea ningún trauma ni problema psicológico.

En resumen, algunos consejos para no pasarse regalando: ¿Qué pueden hacer los padres?

La receta es sencilla pero requiere que la practiquen a lo largo de todo el año: establecer límites. Si a los hijos se les va enseñando que no pueden tenerlo todo, a evitar el consumismo y a apreciar el valor de las cosas, cuando llegue la Navidad entenderán que no se pueden pedir el catálogo de juguetes entero y que esta época no se trata de una competición por recibir mucho y caro.

Escribir la carta con ellos. Los padres también tienen una oportunidad de oro en el momento de escribir la carta a los Reyes junto a sus hijos para acotar qué y cuánto van a pedir. Si vemos el catálogo de juguetes con él, podemos ir proponiéndole alguno o explicándole por qué otro igual es mejor descartarlo y así nos anticipamos. Es bueno que los padres pregunten a los niños qué regalos les hace realmente ilusión recibir, porque eso obliga a los pequeños a hacer una selección. Se trata de minimizar las elecciones impulsivas que hacen influenciados por la publicidad.

Antes de pensar en qué nos haría ilusión a nosotros, hay que tener en cuenta que es lo que el niño desea, qué es lo que el niño necesita y qué juguete va a despertar sus habilidades cognitivas, sociales o motrices. Un regalo a un niño sólo merece el calificativo de juguete si apoya y potencia el juego del niño. Jugar es la actividad fundamental en el desarrollo de los menores y la característica del juego es que proporciona placer.

Dado que en algunos hogares se celebra Papá Noel, y en otros Los Reyes Magos, es recomendable dosificar la entrega de regalos. La tradición familiar está por encima de todo, cada casa tiene sus fechas y para eso están las tradiciones. Si partimos de la idea “más juguetes, menos ilusión”, parece que lo suyo es dosificar los juguetes entre ambas fiestas y de hecho, esto suele hacerse a menudo, aunque a una de las dos fechas se le dé más importancia que a la otra.

Coordinarse entre padres, familiares o abuelos antes de la compra de cualquier regalo. Sin duda cualquier coordinación que haya dentro de la familia es buena y en este tema también. Aunque no debemos olvidar que los abuelos pueden tener sus propios criterios e ideas y no debemos negárselas.

 

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