Padres desesperados porque sus hijos no duermen
Blog, Psicología Infantil

Guerra para meter a los niños en la cama

El sueño y la alimentación son 2 de los primeros hábitos que tienen que aprender los niños.

El sueño es imprescindible para la vida, para el buen funcionamiento del organismo y para la adquisición de nuevas capacidades. Nuestra mente no para, aunque estemos durmiendo. Durante el sueño, continuamos organizando informaciones, asimilando imágenes, recuerdos y pensamientos, en nuestra memoria. Sin embargo, la falta de sueño en los niños dificulta el proceso de aprendizaje continuo en el que están inmersos.

Además, cuando un niño no duerme, sus padres tampoco. Como consecuencia, no descansan, no se concentran en el trabajo, están irritables y dedican cualquier momento libre para recuperar horas de sueño, con lo que disminuye el tiempo que dedican a su hijo.

La pregunta más habitual que se suelen hacer los padres es: “¿Cuánto necesita dormir un niño?”

  • El sueño es importante para el bienestar del niño.
  • Por la noche se produce la mayor parte de la hormona que estimula el crecimiento. Por lo tanto, dormir es importante para el buen desarrollo del niño.
  • Los recién nacidos duermen alrededor de 16 horas diarias. Al principio se despiertan cada dos o tres horas para comer.
  • A partir de los cuatro meses, con frecuencia los niños empiezan a dormir períodos de tiempo más largos. Desde los seis meses hasta el año, en general duermen cinco o seis horas seguidas.
  • Los niños entre uno y cinco años duermen unas 12 horas diarias.
  • Los preescolares todavía necesitan dormir de 10 a 12 horas diarias.
  • Un escolar duerme alrededor de 10 horas diarias.
  • Es importante recordar que cada niño tiene un patrón de sueño diferente. Que un niño de un año duerma 10 horas diarias es totalmente correcto, a condición de que el niño este contento y saludable.

Se estima que 3 de cada 10 niños tienen problemas de sueño, la mayor parte de las veces relacionados con un mal hábito al dormir.

Al igual que en el adulto, en los niños pueden producirse dificultades para iniciar o mantener el sueño, aunque raramente se quejan de este problema y suelen estar contentos de permanecer despiertos.

  • La iniciación del sueño requiere una compleja coordinación de circunstancias biológicas y de conductas aprendidas. Por un lado, el organismo tiene que estar fisiológicamente preparado para el sueño. Por otro lado, las conductas que realizamos en los momentos previos a dormir, se acaban convirtiendo en rituales facilitadores del sueño que cuando faltan, nos impiden dormir.
  • Los rituales de conciliación también son necesarios en los niños, y con frecuencia el problema del insomnio infantil no se debe a despertarse por la noche, sino a no poder volver a dormirse, debido a que los estímulos que asocian al inicio de sueño, no están presentes a mitad de la noche cuando se despiertan (papá o mamá, luz, cuento…).
  • Los niños necesitan de la rutina para desarrollarse, ya que ésta les ofrece seguridad. Cuando ésta seguridad se encuentra amenazada, los niños reaccionan mostrando su ansiedad a través del llanto, cambios de conducta y resistencia a dormirse por la noche. Se comportan de la misma manera cuando, tras un día excitante se les dice que tienen que acostarse, ya que el dormirse supone un cambio sobre la actividad que tanto están disfrutando.
  • Otra causa frecuente de las dificultades para iniciar el sueño es la realización de siestas largas por la tarde, por ello, ante un problema de insomnio infantil, una de las primeras medidas a considerar va a ser la reducción o incluso supresión del sueño diurno (siestas).
  • También es importante tener en cuenta que muchos de los problemas que los niños tienen mientras duermen están relacionados con la ansiedad de irse a la cama y quedarse dormidos. Los desórdenes persistentes al dormir pueden ser síntomas de dificultades emocionales. La «ansiedad por la separación» forma parte de una etapa crucial en el desarrollo infantil. Para todos los niños pequeños, la hora de acostarse es la hora de la separación. Algunos niños hacen todo lo posible por evitar la separación a la hora de acostarse. Sin embargo, para ayudar a minimizar estos tipos comunes de problemas al dormir, los padres deben establecer rutinas consistentes y regulares la hora de acostarse y de dormir.

A continuación se describen 9 sencillos trucos que ayudan a lograr que el niño se vaya a cama pronto y descanse tanto como necesita.

  • 1. Calcular la hora adecuada de irse a la cama en función de las horas que precisa en cada edad.
  • 2. Repetir actividades nocturnas cada noche, antes de ir a dormir para crear un hábito y así facilitar la conciliación del sueño. Puede ser darle un baño, ofrecerle un biberón de leche, cepillarse los dientes juntos o leer un cuento en su compañía.
  • 3. La cama nunca debe ser un castigo para niño. Es un error muy frecuente y lleva a asociar la cama como algo negativo. Sin embargo, sí conviene que el niño pase tiempo en su dormitorio durante el día, para que lo asocie con cosas positivas como ocio, relax…
  • 4. Crear un rutina de sueño en el niño implica que no solo la hora de acostarse debe ser la misma sino, también, la de levantarse. Contar con horarios fijos facilitará que el pequeño acepte sin protestar irse a la cama a su hora.
  • 5. El ejercicio ayuda al niño. Para que no haya problemas para ir a la cama, lo mejor es que los niños lleguen a ese momento del día cansados y relajados. Por eso, es bueno que durante la jornada realicen actividad física. Los niños tienen mucha energía y están ansiosos por gastarla.
  • 6. El niño no debe usar videojuegos ni ver la televisión de noche, ya que es importante evitar actividades que le puedan excitar durante esa última parte del día.

7. El grado de oscuridad de la habitación también es importante. No es bueno que entre luz de la calle. En cambio, sí puede resultar conveniente dejar alguna luz tenue en el interior de la habitación, para evitar que el niño tenga miedo al quedarse solo en la habitación.

  • 8. Olvidarse del azúcar antes de dormir. La alimentación también influye en la calidad del sueño del niño. Existen comidas que excitan al niño, por lo que harán más complicado que entre en la cama a la hora que necesita.
  • 9. Cada uno en su cama. Se debe promover la capacidad de que el niño pueda dormirse sin que sus padres estén presentes y en su propia cama. Y. Si tras apagar la luz y abandonar la habitación, el niño vuelve a levantarse, es recomendable: acompañarle a su cama y calmarle. Sin embargo, no se debe repetir la rutina anterior (lectura, etc.), ya que el niño lo verá como una forma de ganar tiempo y es fácil que lo asuma como hábito.

 

¿Cuándo se debe considerar que es un problema?

Las necesidades de sueño varían considerablemente. No hay un patrón de sueño homogéneo y lo que necesita un niño no tiene por qué ser aplicable a otro. Sin embargo, si le cuesta regularmente conciliar el sueño o mantenerlo a lo largo de la noche o si se encuentra cansado y soñoliento durante el día, se debe sospechar la existencia de un problema de sueño o de los hábitos que conducen a éste.

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