Mas frecuente en hombre y se da en la adolescencia
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Síndrome Explosivo Intermitente (SEI)

«No sé qué me pasa. No sabría explicar qué ocurre en mi interior, pero no lo puedo evitar. De repente, todo en mí se descontrola. Y por cualquier cosa, no hace falta que sea grave. Si se me escapa el autobús, si suspendo un examen, si se me acaba la leche para el desayuno. Lo único que sé es que la sangre me hierve, que las manos se me calientan y que mi cerebro estalla si no grito. La ira brota por todos los poros de mi cuerpo sin que yo pueda hacer nada. Y me da igual quién esté delante; no me importa ir contra mi hermana, contra mis padres, profesores, amigos. Tengo que descargar mi odio. Y después, claro, lo de siempre, no puedo evitar sentirme un mierda. Sí, me quedo aliviado, pero me doy asco, me siento culpable y me meto en la cama a llorar”.

Así es como comienza un articulo, en el que he colaborado, acerca del el Síndrome Explosivo Intermitente (SEI).

La razón psicológica por la que algunas personas tienen ataques irracionales de ira por tonterías

¿Qué es el TEI?

El trastorno explosivo intermitente se caracteriza por expresarse a través de estallidos de violencia repentinos, desencadenados por situaciones mínimamente frustrantes o estresantes, y que no pueden ser explicados por el consumo de sustancias, por alguna enfermedad mental o medica ni por lesión cerebral. Es decir, es un comportamiento impulsivo, agresivo, violento y desproporcionado a la situación.

¿Cuáles son sus síntomas, cómo se representa?

Se basan en la aparición de explosiones cortas de ira, expresada a través de violencia física o verbal, hacia sí mismos (autolesiones) o hacia los demás (causando lesiones corporales y daños a la propiedad), que resultan desproporcionadas con respecto a la magnitud de sus causas y conllevan una pérdida de control.
La furia aparece sin que haya premeditación y la violencia no tiene una finalidad instrumental (no aspira a cumplir objetivos a través de las agresiones, sino que estas son fruto de su estado anímico alterado).
Entre explosiones, la persona puede estar irritable, impulsiva, agresiva o enojada.
Sin embargo, tras acontecer el episodio, acostumbran a darse cuenta por sí mismas de que lo que han hecho por lo que pueden aparecer sentimientos de culpabilidad, depresión, cansancio o incluso alivio.

¿Cómo es el perfil de las personas con mayor tendencia a padecerlo? ¿Existe algún patrón al que atribuirlo?

Es difícil describir un perfil de las personas que padecen dicho trastorno, ya que la causa precisa es desconocida. Pero es interesante conocer los posibles factores ambientales y biológicos que pueden influir en desarrollarlo.

La mayoría de las personas con este trastorno creció en familias en las que el abuso verbal y físico son comunes. La exposición a este tipo de violencia a una edad temprana aumenta la probabilidad de que estos niños tengan exactamente las mismas características al crecer.

Así mismo, las personas que han sido víctimas de abusos durante la infancia y/o han vivido múltiples eventos traumáticos cuando eran pequeños son más susceptibles de desarrollar la enfermedad.

Todos estos factores parecen aumentar las probabilidades de mostrar ciertos rasgos de este trastorno en edades tempranas y acabar manifestando un trastorno explosivo intermitente durante la adolescencia.

Además, parece haber una cierta predisposición genética a sufrir esta enfermedad, ya que se han observado varios casos en los que los progenitores de la persona con trastorno explosivo intermitente mostraban tipos de comportamiento parecidos.

El hecho de ser hombre también configura un factor de riesgo ya que esta patología se presenta con mucha mayor frecuencia entre las personas de género masculino que entre las de género femenino.

Por último, las personas con trastorno explosivo intermitente presentan una disminución notable de los niveles de serotonina en su cerebro.

¿Está este trastorno relacionado con otros que también afectan a la nula capacidad de controlar los impulsos?

El trastorno explosivo intermitente se considera un trastorno del control de impulsos ya que la persona es incapaz de controlar un impulso agresivo ya que aparece de forma súbita.
No obstante, se diferencia de otros trastornos del control de los impulsos como la cleptomanía, la piromanía o la ludopatía por el hecho de que el impulso aparece de forma inesperada.
En los otros casos de trastornos del control de los impulsos, el deseo de realizar una acción determinada (robar en el caso de la cleptomanía, quemar cosas en el de la piromanía o jugar en el de la ludopatía) no aparece de una forma tan súbita y la conducta que incita el impulso se realiza de forma menos inmediata.
Por ejemplo, un ludópata puede tener el impulso de jugar y no hacerlo de forma inmediata, pero sí ir acumulando sus deseos de jugar hasta que encuentra un momento en el que le es imposible resistirse a hacerlo.
En cambio, en el caso del trastorno explosivo intermitente, los impulsos de realizar una acción violenta no se van acumulando, aparecen de golpe ante un mínimo estímulo, momento en el que la persona no puede controlarse y realiza la conducta agresiva de forma inmediata.

¿Cuál es su tratamiento?

Para controlar y revertir los síntomas del trastorno explosivo intermitente es conveniente realizar tanto tratamientos farmacológicos como psicológicos.

Por lo que respeta los tratamientos farmacológicos, se pueden utilizar distintos medicamentos.

  • Estabilizadores del estado de ánimo
  • Antidepresivos ISRSS
  • Antipsicóticos
  • Por lo que respecta las intervenciones psicológicas, se pueden utilizar un gran número de técnicas que permitan a la persona aprender a controlar sus impulsos y sus actos agresivos.

  • Terapia Conductual
  • Entrenamiento en Habilidades Sociales
  • Técnicas de Relajación
  • Terapia Cognitiva
  • ¿Qué repercusiones puede tener dicho trastorno en la vida de la persona que lo padece?

    Las personas con trastorno explosivo intermitente presentan mayor riesgo de:

  • Autolesionarse. No siempre y en toda circunstancia dirigen su ira a los demás. Presentan un riesgo significativamente mayor de dañarse a sí mismas, sea por lesión deliberada o por intento de suicidio.
  • El deterioro de las relaciones interpersonales. A menudo, estas personas son percibidas por otros como estar siempre y en todo momento enojadas. Esto puede conducir a problemas de pareja, divorcio y tensiones familiares.
  • Problemas en el trabajo, en casa o en la escuela. Otras complicaciones del trastorno explosivo intermitente pueden incluir la pérdida de empleo, suspensión en la escuela, accidentes de tráfico, problemas financieros o problemas con la ley.
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