Es aconsejable que las personas que se encuentran en proceso de divorcio realicen una terapia que les ayude a desvincularse de la relación de pareja.
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Casarse es relativamente fácil. Lo realmente difícil es separarse.

Aunque en la sociedad actual el divorcio o la separación son cada día más frecuentes, la mayoría de las personas lo viven como un proceso traumático, y en muchos casos supone una crisis personal y familiar.

Separarse de quien se amó o se ama, con quien se tuvieron sueños y fantasías que se creían durarían toda la vida, separarse de quien con toda seguridad en un momento de la vida se dijo “si acepto”, ya sea al hecho de pedir matrimonio o la sugerencia de vivir juntos y compartirse, con quien se creó un vínculo e incluso se formaron vínculos imposibles de romper, como el hecho de ser padres o abuelos. Separarse es una decisión que marcara la vida, aunque con el tiempo pueda ser positiva, se pueda trascender, superar, aceptar, es una decisión que conlleva muchas responsabilidades presentes y futuras, que provoca muchas sentimientos desde el momento que se empieza a pensar en ella: odio, tristeza, enojo, dolor, confusión, fracaso, soledad, baja autoestima… y pensamientos que se viven durante este proceso y aun después de que termina: dudas, deseos de venganza, temor y preocupación por el futuro, culpa o resentimiento , miedo a tomar decisiones…

¿Y DESPUÉS DE LA SEPARACIÓN QUE…?

En una separación lo que muere, lo que se pierde, lo que se acaba es la relación, no las personas, y prueba de ellos es la intensidad de algunas de las emociones que se viven y que ten enseñan que aun estas vivo. Se puede experimentar confusión acerca de los sentimientos, los pensamientos, de que hacer. Lo primero es identificar cada uno de ellos y la forma en que están condicionando las respuestas a los demás. Incluso esto permite prevenir estados depresivos o ansiosos.

Es aconsejable que las personas que se encuentran en proceso de divorcio realicen una terapia que les ayude a desvincularse de la relación de pareja. A través del proceso terapéutico, las personas aprenden a ajustarse a las tensiones de la separación y a dominar emociones como la hostilidad, resentimiento, ansiedad, culpabilidad, angustia, depresión, etc.

En relación a los hijos, es importante tratar de minimizar las repercusiones que la separación tiene sobre ellos. En esta situación, los padres a menudo se hallan inmersos en sus propios problemas, y esto hace que los hijos carezcan del apoyo necesario para superar la crisis. Es importante ayudar a los hijos a superarla de forma positiva y a que la separación sólo rompa la pareja, y no la familia.

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