¿Tu hijo no coge ni un libro? ¿Es incapaz de empezar y leer uno? ¿Es por falta de interés, o por un mal hábito? ¿Por qué es importante incentivar la lectura en los niños?
Coger un libro y sentarse a leer. Un gesto sencillo y divertido, que, misteriosamente, cada vez va perdiendo más y más terreno entre los más pequeños de la casa frente al torbellino virtual de las videoconsolas, Internet o las películas y series en dvd. La lectura, ya sea de un clásico o del mágico mundo de JK Rowling y Harry Potter, es una puerta a la fantasía con infinitas ventajas para los niños. Sin embargo, si el hábito de leer no se fomenta desde bebés, los niños tienden a tener su primer contacto con la lectura en el cole, y es a partir de ese momento que los libros pasan de ser una diversión a una actividad escolar.
Por este motivo, es una tarea fundamental de los padres potenciar la lectura en los más pequeños. El objetivo: que ellos mismos encuentren en los libros una alternativa de ocio a la que acudir por iniciativa propia. Las ventajas son infinitas: beneficios a la hora de estudiar y adquirir conocimientos, enriquecer su vocabulario con palabras más complejas de las que nosotros solemos utilizar con ellos en una conversación habitual, ayudarles a ir conociendo intuitivamente las reglas en la construcción de frases y mejorar las faltas de ortografía, despertar su imaginación, o potenciar el nivel de concentración, la lectura aporta innumerables beneficios a su crecimiento y desarrollo personal, difíciles de encontrar en los videojuegos educativos.
Hay una labor familiar de preparación extremadamente importante antes de que los niños aprendan a leer, y de seguimiento, después. ¿Cómo lograrlo? La respuesta es sencilla: leyendo. El hábito de la lectura es tan natural como aprender a lavarse los dientes antes de ir a la cama o acudir solos al baño. Basta con conceder unos minutos cada día a los libros, para que el niño se acostumbre por sí solo a introducir pequeñas sesiones de lectura diarias en su rutina que, poco a poco, irán haciéndose más y más largas a medida que se deje llevar por los universos escondidos en los libros.
Eso sí: el refuerzo de la lectura debe empezar desde la cuna, comenzando por los clásicos libros de tela ilustrados, que estimulan sus experiencias sensoriales a través de formas, colores y texturas, y siguiendo con las colecciones de libros específicos, destinadas a las distintas franjas de edad. A corto plazo la lectura permite:
1. Enriquecer la relación adulto-niño:
En esta relación mágica, niño-adulto-libro, el padre, la madre son los encargados de maravillar a su hijo con el libro y de descubrirle el mundo sorprendente que guarda. Estos momentos de ?lectura? son muy gratificantes, porque están, además, envueltos en afectividad.
2. Familiarizar al niño con los textos
3. Ampliar y organizar el universo del niño. Tanto las imágenes como los textos le ayudarán a:
4. Desarrollar las capacidades mentales del niño
«El ocio creativo fomenta su imaginación, enriquece el vocabulario y amplía la capacidad de concentración.»
Errores típicos que solemos cometer los padres:
Y ahora, unos consejos que dan resultado: