Hay días en los que nada más abrir los ojos, nos decimos, hoy no tengo ganas de nada. Son días en los que nos invade esa apatía y nos desanimamos. A algunas personas les afecta mucho el tiempo que haga, y nos dicen “es que los días tan grises no me gustan nada”, otras sin embargo se ven afectadas por situaciones personales y nos cuentan “qué más da, para qué esforzarse tanto”, ya sea por una situación de desempleo, por una ruptura en una pareja, o por no tener una ilusión clara por la que luchar día a día.
La persona que sufre apatía tiene muchas dificultades para arrancar y salir adelante, aun sabiendo que tiene que movilizarse, porque está atrapado por una gran telaraña que se lo impide. La apatía es un trastorno del estado de ánimo que deja al individuo sin energía alguna, sin ganas de moverse.
En este video, Mario Alonso Puig explica los dos significados de la APATÍA:
La palabra apatía viene del latín apathia y tiene dos significados que son muy diferentes. El primero es impasibilidad del ánimo, que quiere decir que nuestra alma es imperturbable frente al sufrimiento. Sin embargo, según el segundo de los significados, la apatía es dejadez, falta de energía, falta de emoción, de motivación, de entusiasmo, que se reflejan en INDIFERENCIA ante los 5 aspectos de la vida humana (Físico, Psicológico, Emocional, Social y Espiritual). Nosotros vamos a centrar hoy nuestra reflexión en este segundo significado de la palabra apatía.
Según Mario Alonso Puig esa INDIFERENCIA está causada por 5 causas:
- Ignorancia (no saber, falta de conocimiento)
- Falta de reflexión
- Miedo a cometer errores
- Pereza
- Incapacidad aprendida
¿Y qué podemos hacer en esos días que no tenemos ganas de nada?
La APATIA se consigue vencer con los dos brazos de la V de VICTORIA. El primero de esos brazos es DARSE CUENTA del PRECIO (Efectos que produce) que pagas por no gestionar correctamente esta apatía; El segundo brazo es una PALANCA EMOCIONAL o razón lo suficientemente potente para decir SE ACABO la apatía en mi vida.
Es importante encontrar una palanca emocional lo suficientemente fuerte como para provocar un cambio, para convencerte de que “está en mí, yo puedo, vaya que si puedo.”
“Necesariamente vence siempre el entusiasta al apático. No es la fuerza del brazo, ni la virtud de las armas, sino la fuerza del alma la que alcanza la victoria.” JOHANN GOTTLIEB FICHTE