Todo lo que vale la pena hacer, requiere esfuerzo.
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Adolescentes sin plan

Empiezo a pensar que es más común de lo que nos gustaría lo que yo llamo “Adolescentes sin plan”. Chicas y chicos en edad de empezar a tomar decisiones que solo piensan en el aquí y ahora, en pasarlo bien con los amigos, en disfrutar sin pensar en el mañana, en sus obligaciones, necesidades e intereses. Investigando un poco en internet, encuentro que es una preocupación extendida la actitud de los adolescentes, ya que se han realizado estudios diversos sobre el tema.

No logro situar el origen del problema. ¿Es la educación que están recibiendo? ¿Somos los adultos los que no les motivamos lo suficiente? ¿Es la crisis, que les crea una sensación de desesperanza que les impide tener sueños? ¿Son los programas de televisión? ¿Es una moda? Sea cual sea la razón, lo cierto es que cada vez más nos encontramos ante adolescentes que no tienen planes, no tienen objetivos a largo plazo.

Es normal pasar una etapa de caos, en la que uno se va descubriendo a sí mismo poco a poco, y mientras ocurre ese descubrimiento la vida está patas arriba. Para construir el Yo, los adolescentes se rebelan ante los valores de los adultos, buscan su independencia y autonomía. Pasan por momentos de inseguridad y angustia, algo normal si entra dentro de unos límites. Pero a la vez les asustan todos esos cambios, se resisten a hacerse mayores porque se sienten en frente de un precipicio de decisiones y responsabilidades, y buscan el consuelo de los adultos.

Sin embargo, la incertidumbre va aclarándose según empieza a coger forma el futuro que se quiere alcanzar. Surgen los intereses y las metas. Quién quiero ser, qué quiero hacer, con quién quiero estar… El aquí y ahora empieza a tener consecuencias, por lo que tomamos decisiones cuyas repercusiones queremos incluir en nuestra vida. Es parte del proceso de maduración, pero como todo, no ocurre en todas las personas de la misma forma. Unos quieren ser médicos, por lo que estudian una carrera muy larga, se preparan para un examen muy estresante y pasan largas noches de guardia durante su residencia para llegar a donde quieren. Otros quieren ser deportistas, por lo que se pasan el día entrenando muy duro para conseguir hacerse su hueco. A veces tienen malos resultados, o lesiones, pero con mucho esfuerzo siguen adelante. Algunos quieren tener una tienda, o un bar, o quieren ser pilotos de avión.

Podrían ponerse ejemplos de todo tipo, pero todo se reduce a lo mismo: cualquier meta requiere esfuerzo. No se trata de tener todos los mismos sueños, sino de tener cada uno los suyos y luchar por hacerlos realidad. Algunos irán a la universidad, otros harán estudios medios o puede que no sea necesario estudiar, pero para trabajar y ganar dinero, es decir, para tener un futuro, hay que tener voluntad e iniciativa. Trabajo y esfuerzo.

Para los padres es muy duro no poder encontrar solución a esta situación, ya que no depende de ellos. Ellos ya tomaron sus decisiones hace mucho tiempo, y han ido forjando sus presentes y futuros. Solo están ahí para apoyar, aconsejar u observar las decisiones de sus hijos, y en la medida de lo posible, facilitarles los recursos que necesiten.

Para los adolescentes, es complicado hacerse mayor sin tener planes, expectativas, ni ilusiones, aunque ellos no sean del todo conscientes de lo que implica ni de las repercusiones que tiene el ir aplazando las cosas. Creen que ya se solucionará, o que papa y mama se lo resolverán, o que si los demás han salido adelante, ellos también saldrán adelante…

Pero es más complicado que todo eso, ya que la estructura de la vida no se improvisa. Necesitamos tener un esquema en el que basarnos, como por ejemplo “quiero tener una casa en el campo y formar una familia”, “quiero ser el número 1 en mi trabajo”… Las bases están claras, y hasta conseguir eso irán surgiendo situaciones para las que hay que ser flexible, “tenemos que vivir en una casa en la ciudad porque no tenemos suficiente tiempo con el trabajo para cuidar del jardín y de una casa grande, además de llevar a los niños al colegio y extraescolares”, o “tengo que irme a vivir dos años a Alemania por trabajo”, o “tengo dos trabajos para poder pagarme el máster que piden en la empresa en la que quiero trabajar”. Puede que no se pueda vivir el esquema desde el principio, o que las bases cambien porque nosotros cambiamos a lo largo del camino. Lo importante es tener metas y vivir sin miedo a arriesgar por lo que queremos conseguir.

Todo lo que vale la pena hacer en esta vida requiere esfuerzo y constancia.

Sofia Galdos Isusi
BI-04637

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