¿Has tenido alguna vez la sensación de estar perdido? ¿de no saber cómo has llegado hasta donde estás, o de si era realmente el camino que querías?

No te lamentes por lo decidido, mira hacia adelante y no te olvides de vivir el presente. De todas las experiencias del pasado se aprende, y nos aportan recursos para afrontar lo que venga.

Tus metas, tus ilusiones, tus objetivos, no tienen que depender exclusivamente de lo que tu entorno espera de ti, sino que a la hora de proponértelos, debes Pararte y Pensar. ¿Qué es lo que realmente quiero? ¿Cómo puedo conseguirlo? ¿Para qué quiero lograrlo?

Estas preguntas pueden asustar, al igual que el hecho de buscar un cambio, pero evita llegar a recriminarte el no haber vivido tu vida como querías.

Y sobre todo, no olvides que no alcanzar una meta no es un fracaso, porque lo importante es lanzarse, intentarlo, aprender de ello y continuar hacia delante.