La resilienciaes el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de tensión significativas, como problemas familiares o de relaciones personales, problemas de salud o situaciones estresantes del trabajo o financieras.
La resiliencia no es una característica que la gente tiene o no tiene. Incluye conductas, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona.
Para poder explicar en qué consiste la resiliencia, te invito a imaginar el viaje que hacen los salmones río arriba.
Existen pocos animales en el mundo que ejerzan una fascinación y atractivo tan singulares como lo hace el salmón, su ciclo de vida es impulsado por el instinto, como en todos los animales, pero solo éste da ejemplo de determinación, gran fuerza, vigor y resistencia.
El Salmón nace en el río y permanece en agua dulce mientras es pequeño. Cuando llega su juventud, baja hasta el mar, donde vive y llega a su madurez. Cuando se acerca la época de la reproducción, emprende el camino de vuelta, volviendo exactamente al lugar donde nació.
Es un viaje muy duro. Centenares de kilómetros, llenos de dificultades, de rápidos, remolinos, cascadas, virajes, aguas lentas y áreas poco profundas, liberarse de las plantas acuáticas, rocas, árboles caídos, animales peligrosos (osos pardos, águilas calvas) además de los pescadores deportivos… Pero, asimismo, en esa travesía no se alimentan, lo que sumado a la lucha contra la corriente y demás tropiezos provoca en sus cuerpos serios deterioros que le dan a su aspecto feo y triste, lejano a aquel que poseía cuando vivía en los mares. Pero no por eso es menos decidido a seguir luchando por su objetivo.
Como en la vida, las vivencias, las experiencias y el resultado de las mismas te afectan de manera diferente según las percibas y las interpretes. Para poder viajar por el río, te ayuda si lo conoces previamente y recuerdas las experiencias pasadas que has tenido a lo largo de su cauce. Por ello es aconsejable que tu viaje este guiado por un plan y por estrategias que consideres útiles para ti. Es importante la perseverancia y la confianza en tu capacidad para evitar los peñones y otros obstáculos (es decir, una buena autoestima). Puedes ir ganando valor y perspicacia al navegar con éxito en las aguas embravecidas. Las personas en quienes confías y te acompañan en el viaje, pueden especialmente ayudarte a enfrentarte a los rápidos, las corrientes y otras dificultades del río.
Puedes parar y descansar en la orilla del río. Sin embargo, para terminar tu viaje debes volver al río y continuar.
Cualquier persona puede adquirir la capacidad de recuperarse frente a las dificultades, pero para tener resiliencia tenemos que trabajar mucho y aprender a desarrollar ciertas características de la personalidad.
1. Construye relaciones positivas con amigos, familiares y compañeros de trabajo.
Es importante que establezcas buenas relaciones con familiares cercanos, amigos y otras personas importantes en tu vida. Aceptar ayuda y apoyo de aquellas personas que se preocupan por ti y que están dispuestas a escucharte te ayudará a enfrentarte a las adversidades, mucho más que si estuvieras solo. Para algunas personas, ser miembros activos de grupos cívicos, organizaciones religiosas o cualquier otro grupo local ofrece apoyo social y puede ayudar a recuperar la esperanza. Ayudar a otras personas cuando atraviesan momentos difíciles también puede beneficiar a quien brinda la ayuda.
2. No consideres que la crisis es un problema insuperable.
No puedes cambiar el hecho de que ocurran situaciones que producen mucha tensión; pero sí puedes cambiar la forma en que interpretas estas situaciones y cómo respondes ante ellas. Trata de ver más allá del presente y piensa que en el futuro las cosas mejorarán. Observa las cosas, aunque sean leves, con las que ya te sientes un poco mejor a medida que atraviesas situaciones difíciles.
3. Aprende a aceptar y adáptate al cambio.
Es importante que aceptes que el cambio forma parte de tu vida y es posible que, por situaciones adversas, ya no puedas alcanzar algunas metas. Aceptar las circunstancias que no se pueden cambiar puede ayudarte a centrarte en las circunstancias que sí puedes modificar.
4. Crea metas razonables a fin de resolver diversos problemas.
Ponte metas, haz planes, establece objetivos y da el paso. Es importante que tengamos claros cuáles son nuestros objetivos y que actuemos para alcanzarlos.
Traza metas posibles. Haz algo de forma regular, aún si parece un logro pequeño, que te permita avanzar hacia tus metas. En lugar de centrarte en tareas que parecen imposibles de realizar, pregúntate: «¿Qué cosa sé que puedo lograr hoy y que me ayude a avanzar en la dirección en la quiero ir?»
5. Actúa con decisión.
Enfréntate a las situaciones adversas tanto como te sea posible. Actúa con determinación en lugar de distanciarte completamente de los problemas y el estrés, y desear que simplemente desaparezcan.
6. Busca oportunidades para conocerte mejor a tí mismo.
Desarrolla la inteligencia emocional. Conocerte a ti mismo es necesario a la hora de afrontar situaciones difíciles y la inteligencia emocional supone el conocimiento de tus propias emociones. Significa entender lo sientes, identificar cuándo debes controlarte, evitar actuar de manera impulsiva y aprender a sentirte de manera coherente con lo que te pasa.
Intenta identificar y ejercer control sobre tus sentimientos/emociones. No dejes que salga a flote lo peor de ti. Y a la vez, intenta ser sensible a los sentimientos de otras personas.
7. Fomenta la confianza en tu capacidad para resolver problemas.
Cultiva la confianza en tu capacidad para resolver problemas y confiar en tus instintos.
Para ello, analiza los problemas a los que te enfrentas con el fin de encontrar una solución para ello. Piensa con cuidado antes de tomar decisiones. Y estate dispuesto a asumir riesgos y probar cosas/ideas nuevas. Es necesario que te concentres en tus puntos fuertes y tus logros y desarrolles un buen nivel de autoestima.
8. Pon las cosas en perspectiva.
Aun cuando afrontas situaciones muy dolorosas, trata de ver la situación estresante en un contexto más amplio y mantén una perspectiva a largo plazo para evitar exagerar la situación.
9. Desarrolla una forma realista de optimismo.
Sé positivo y mantén una actitud positiva. Es importante ver el futuro con optimismo y creer que a pesar de nuestros problemas siempre se puede salir adelante. Y nunca pierdas la esperanza. Trata de visualizar lo que quieres, en lugar de preocuparte por lo que temes.
Sé realista pero flexible. Ser capaz de ver una situación tal cual es y aceptarla es muy importante, pero debemos igualmente adaptarnos y entender que el cambio forma parte de la vida.
10. Cuida de ti mismo física, mental y espiritualmente.
Presta atención a tus propias necesidades y sentimientos. Realiza actividades que disfrutes y que te relajen. Haz ejercicio físico de forma regular. Cuidarte te ayuda a mantener tu mente y cuerpo en excelentes condiciones para atravesar situaciones que requieran tu capacidad de recuperación.